Para cuando lean esto probablemente no esté pasando año nuevo como me imaginé que lo haría. Les contaré algo.
Hace unos días un chico de mi colegio de secundaria me invitó a pasar año nuevo con él y otros conocidos suyos. Como no suelo pasar esta fecha fuera de mi casa pues le dije que lo pensaría. Iba a estar con varios desconocidos y con él, Joel, con el que no hablaba ya hace algún tiempo.
Días después de hacerme la invitación Joel me mencionó por Facebook en una publicación donde había una foto de dos chicos aparentemente teniendo relaciones sexuales. El título era algo como "muerde almohadas" y promovían a nombrar a todos los chicos gay que conocían. Él puso mi nombre.
Me enojé. Le escribí por inbox que si bien muchas veces acepto esas bromas entre nosotros o que no me importa que sugiera algunas cosas en las fotos que publico, pues no iba a aceptar esa exposición en una red social ante puros desconocidos porque ya se volvía una burla hacia mi opción sexual. Si algo he aprendido este año es que no debo dejar que el ser gay se vuelva una especie de chiste para otros, no lo iba a aceptar. Pasé una secundaria llena de bromas de homosexuales, de imitaciones disforzadas, de sobrenombres y comentarios que simplemente pasaba por alto por no tener el valor de hacerme respetar o decir cómo me afectaban, pero ya no. Le dije que prefería pasar año nuevo en mi cuarto encerrado a que estar con personas que no me respetaban y peor que se hacen llamar amigos.
No pasó mucho tiempo para que respondiera mi mensaje, entendió a lo que me refería, me pidió disculpas, que no fue su intención y me deseó un feliz año nuevo.
Estos días no han sido los mejores les diré. He estado mucho tiempo en mi cuarto pensando en varias cosas, escribiendo canciones, controlando impulsos, cuestionando lo que quiero hacer en adelante, si lo estoy haciendo bien, si en realidad ya llegué a mi límite, si todo va a seguir igual. Sin embargo, he tenido la visita de algunos amigos, Xander y Damián. Conversar con ellos y contarles algunas cosas personales me ha hecho entender que no me debo dejar agobiar por mis propios sentimientos, debo recuperar mi confianza, debo volver a retar al mundo, debo sentirme seguro y no sufrir por cosas que puede que ni lleguen a suceder, sino que siga haciendo todo a mi manera, al menos hasta ahora no me ha resultado tan mal que digamos ¿verdad?
He estado leyendo mis primeros posts, sí, esos del 2010. Me leo y encuentro a un Munani arriesgado, que critica a su ciudad, que se avienta a cantar, que narra anécdotas de hospital, que hace relatos eróticos y francamente dispuesto a todo al comenzar su aventura blogger, sin miedo al qué dirán. Eso me ha hecho recordar ese espíritu que debo mantener vigente, al menos en este espacio que creé para mi. Ya no quiero guardar rencores, ni problemas, ni decepciones, ¡no! ¡no! y ¡no! si quiero seguir descubriendo cosas nuevas pues tengo que aligerar mi carga para poder avanzar. Mis errores me los perdono y creo también es bueno perdonar el de los demás.
Joel hace poco me ha llamado, se ha vuelto a disculpar por lo que pasó en Facebook y me está invitando a pasar año nuevo en su casa.
Munani: "Sí, leí tu mensaje, disculpa aceptada. La verdad sí quiero ir, nos vemos en la tarde".
Llega un nuevo año... entonces ¿comenzamos de nuevo? :)