El amor en el terror de la noche

Es 31 de octubre, son las 11pm, en Lima se celebra la fiesta de Halloween y el Día de la canción criolla al mismo tiempo. El grupo de investigación donde estoy haciendo prácticas no suele salir a divertirse con frecuencia y a pesar de que esta salida fue planeada en la madrugada del día anterior casi todos fueron, porque tareas y responsabilidades nunca faltan y oportunidades para bailar en un local bonito y en grupo no se pueden desaprovechar.

Yo quería ir no solo para desestresarme sino también para confraternizar e integrarme a dicho grupo del cual formo parte ya casi por 2 meses, exacto, curiosamente el mismo tiempo durante el cual este blog ha estado abandonado.

Estuvo bonito, conversamos, bromeamos, bailamos y tomamos, pero la cereza del pastel se dio cuando uno de los chicos que más estimo en dicho grupo, no solo por su inteligencia, sino también por su don de gente, anunció junto a su enamorada que hace unos días había sido la pedida de mano, se iban a casar y la chica más orgullosa y alegre que nunca mostró la brillante evidencia en su dedo anular.

¡Felicitaciones!, abrazos, ¡salud! y más trago. Todos felices, en especial los novios, la chica se nota súper enamorada. "Mi vida", "mi cielo", "amor, ven siéntate a mi lado" son las cosas que más he escuchado durante la noche pues estaba sentado junto a ellos. Supongo que está bien que se quieran tanto, es lo más saludable para un futuro matrimonio, me alegro por ellos. 

Llegó las 2am y varios partían del bar de Barranco. Aproveché en salir con ellos porque aún tenía otra fiesta pendiente en San Isidro con los chicos de la universidad. Ya había bailado bastante y tomado con moderación, pero como les digo, desde hace más 2 meses que no bailaba y este día tenía que ponerme al día.

Son las 3am y la fiesta de disfraces en la casa del amigo en San Isidro estaba aún de pie. El problema es que el piso de mayólica estaba tan mojado que no podía dar paso sin atentar contra mi vida. El chico de mi salón que me gusta me ayudó a pasar entre la gente hasta ponerme sano y salvo en una silla. Pocos bailaban, algunos tomaban y varios habían hecho grupitos para conversar de cuestiones académicas y cosas de las que yo en ese momento no estaba interesado. Solo quería quedarme en compañía del chico que me gusta, pero lamentablemente este me comenzó a contar que no había llegado antes a la fiesta porque se encontró con una amiga suya de la escuela de Biología que le dijo para ir a la verbena de una facultad. Yo sé de quién se trata, es una chica que lo llamó justo cuando me había prestado su celular mientras hacíamos un trabajo, allí vi su nombre. Luego los vi juntos hablando después de la clase de Evolución en la noche y ahora piensa que no sé a quién se refiere. "No me quedé mucho tiempo en la verbena... pero no me arrepiento de haber ido" termina diciéndome con una sonrisa en sus labios. Mi corazón hizo "crack", fue como volver a secundaria cuando escribía canciones para ese chico hétero que no me daba bola, ya no quería estar en la fiesta. Me voy a mi casa.

Son las 4:30 am y llego al edificio. Manuel me abre la puerta de la recepción y dice que me quede a conversar un ratito. Le digo que estoy cansado pero acepto ante la insistencia. Me siento y le cuento sobre las fiestas en las que he estado. Me salteo la parte del chico que me gusta que al parecer ya tiene enamorada, pero igual no borro mi cara de papa. Manuel se acerca y me dice para ir al cuarto de limpieza. "Vamos, un ratito nada más". Mete su mano izquierda debajo de mi camiseta y comienza a apretarme la tetilla, con la otra va acariciando mi rostro. Yo le digo que no, que estoy cansado, que otro día. Son meses que le voy diciendo lo mismo. "Me gustas" me dice y comienza a besar delicadamente mi cuello y mis mejillas mientras mantengo mi mirada perdida. No me importa su mano en  mi pecho, ni su bulto rozándome el brazo. Es como si mi cuerpo estuviera presente pero mi mente no. Aún me veo acompañando a los novios, viéndolos felices, de la mano y enamorados ¿Algún día estaré también así?. Me acuerdo del chico que me gusta, me pongo en sus zapatos y pienso que no arriesgaría nada por alguien que ni le da atisbo de quererlo y es que yo nunca le he expresado mis sentimientos. ¿y si le digo no será peor?, capaz es mi culpa, ¿acaso no sabe de que me está perdiendo justo en este momento?.

Tomo la mano de Manuel que manosea mi pecho, la alejo y con una sonrisa en agradecimiento al cariño brindado (mi mamá siempre me ha dicho que sea agradecido), le digo que de verdad no tengo ganas, que cuando las tenga pues bajaré o iremos a un hotel, pero solo si en verdad tuviera ganas, sino no y que gracias por la compañía. Manuel es bromista, infiel pero al menos conmigo nunca ha sido malo, solamente sincero. "Siempre me haces esto" me dice sonriendo, pero igual me desea buenas noches y yo también. Subo a mi departamento, entro a mi cuarto y después de quitarme las zapatillas caigo rendido en mi cama.

Capaz lo mío no es estar con alguien, sino volverme un ser superior al dedicarme solo a la ciencia suprimiendo todos mis sentimiento, pero me río al mismo tiempo, alguien que tiene peluches en su cuarto y hace karaoke con youtube y cogiendo el desodorante como micrófono pues es alguien con mucho sentimiento ¿no creen? No sé si al final los novios se casen, no sé si un día me case, no sé si el chico que me gusta se case con esa rufla de Biología, no sé si Manuel vuelva a enamorarse de su esposa, pero qué más da, yo solo quería salir a bailar en la Noche de Brujas, "el terror" quedará para después.