temp3

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lunes, 19 de julio de 2010

Ayyy padrecito!!!




Abrí los ojos y lo primero que vi fue la luz de una linterna "Ya despertó, ¿Puedes respirar o necesitas el oxígeno?", "Sí, sí puedo" le respondí. Me di cuenta de la cantidad de vías y electrodos adheridos a mi pecho y a mis brazos y me volví a dormir. Me desperté a eso de las 7:30pm esperando que llegara algún doctor pero sólo eran las enfermeras y el técnico de guardia que estaban más arrechos que reo en día de visita: "Dicen que eres el lobo de UCI", "Es que estoy muy bien equipado para complacer a todas", "Uy hoy día no me aplicaron la inyección que me deja mojadita". Esa noche no dormí, quería que amaneciera ya y me pasé la madrugada viendo el reloj y escuchando el pedido de tracatrá de los que nos cuidaban.

Al día siguiente me cambiaron de cuarto con pacientes ya no tan graves, permanecí despierto todo el día para tener sueño y poder esta vez dormir en la noche pero como a eso de las 2am llegó Ayda.

"Ayyy padrecito!!! mi cabeza, mi cabeza!!"

Ayda es una abuelita de unos 75 años, había llegado por emergencia en la madrugada y vino directo a cuidados intensivos... no estaba nada bien. Era de Huancayo y no sabían qué le producía el dolor de cabeza, podía ser un tumor, un aneurisma, etc el doctor le decía que sólo estarían seguros si le tomaban una tomografía, el problema es que ella debía estar quieta para eso y el dolor no la dejaba.

"Auuu duele papacito, duele" "AHHHH!!!..."

Cada vez que la bolsa se inflaba en su brazo para tomarle la presión ella gritaba dolorosamente, lo penoso es que ese tensiómetro era automático y se inflaba cada 15min aprox, en ese lapso el doctor leía su historia donde explicaba que Ayda había tenido una parálisis de todo su lado derecho (hemiplegia) y se había quedado adolorido todo ese lado de su cuerpo. También presentaba una colostomía para poder drenar sus heces en una bolsa y le habían detectado cáncer de mama hace 20 años por lo cual le habían extirpado el seno derecho.

Éramos 4 pacientes por cuarto y los 4 estábamos despiertos pues una cosa es tratar de dormir con tu dolor y otra con el dolor ajeno. Los gritos de Ayda eran desgarradores. Al día siguiente llegó su hijo en la visita "Ayda, aquí está su hijo, cómo se llama?"

"Ah??? no sé", "¿No lo reconoces?¿no sabes quién es?", "No, papacito no sé"

Ayda ya tenía demencia senil, no reconocía a sus hijos, sólo se acordaba de su nombre completo y de que era Huancayo. No le podían poner medicamento intravenoso pues sus venas se reventaban con la aguja y eso se veía en todos los hematomas (moretones) que tenía en ambos brazos, se la tuvieron que poner por la pierna.

"Ayyy diocito lindo, duelee!!! duelee!!!"

Era mi tercer día en UCI y no había dormido nada. Ayda no podía pasar alimentos desde el día anterior, "mamita te voy a tener que poner una sonda para que te alimentes, es la única forma" le dijo la enfermera, cuando comenzó, el grito fue desgarrador. La tarde de ese día salí de UCI a la unidad general donde todo era más tranquilo y las visitas duraban 2 horas y ya no media hora. Cuando me sacaban con la camilla pasé al costado de Ayda y la vi por primera vez, era una anciana delgada de pelo canoso medio ondulado y de su nariz salía la sonda. No sé cómo estará ahorita, sólo espero que diocito la haya escuchado.

viernes, 9 de julio de 2010

Reinita!!!



El cuarto estaba tan aburrido como de costumbre, la cama del costado seguía vacía, los otros dos señores estaban que tomaban la siesta y yo trataba de matar el tiempo escuchando las canciones del último disco de Julieta Venegas…otro día más, pensé, cuando me interrumpe una voz fuerte y con ganas de pegarle a alguien…

- ¿Aquí es? Ay viejo a dónde estás viniendo a parar… ya! Rápido saca tus cosas de una vez que no tengo tiempo.

Qué? Pensé y mientras volteaba de a pocos mi cabeza hacia la izquierda pude ver a un señor de unos 76 años que iba sacando su pijama con una lentitud que superaba todo “slow motion” y a su costado a la señora autora del ruido, perdón, de la conversación. No superaba el 1.65m de estatura, blanca como si se hubiera vaciado un pomo de talco en la cara, pelo rubio abultado, arrugas disimuladas por sus lentes de sol que la hacían parecer un búho rubio, labios extremadamente rojos, llena de joyas y (debo admitir) un elegante conjunto azul marino que combinaba muy bien con la franela fucsia de su cuello ¿Su nombre? Ni idea, ni bien vio a María (la técnica de enfermería) comenzó…

- Reinitaa!!! Reinita!!! Ay mi vida ¿dónde puedo poner los zapatos de mi marido??
- En el cajón de esa mesita señora, ahí puede poner sus cosas
- Mmmmm pero será seguro? tú sabes… (repasa a cada uno con la mirada) acá entran todos… hasta los de la limpieza…
- No señora no se preocupe, puede dejar sus cosas ahí

Mientras tanto su esposo (el señor de unos 76 años de quien tampoco me acuerdo su nombre) ya se había terminado de poner su pijama, sacó sus lentes y se acomodó a leer una obra cuyo autor no pude distinguir (yo estaba sin lentes), María se había ido y la señora comenzó…

- Oye viejo esa señorita es un amor, no como la estúpida de la secretaria, viste cómo nos trató siendo la secretaria del doctor? Yo le voy a decir a Luchito que la saque o que haga algo, ayy déjame sentarme… ufff mejor ¡he caminado como chasqui!!! Mira mis pies! Ay mis medias lindas están todas rotas por tu culpa, que horrible todo el día en este hospital felizmente en un ratito ya me largo… viejo? Viejo me estás escuchando??

Obviamente el “viejo” no le había prestado ni el más mínimo interés a los suplicios de la señora, así que siguió leyendo mientras llegaba María a preguntar si todo estaba bien

-Todo bien señor?
-Ayy reinita, sabes si le van a dar de comer a mi marido?
-Claro señora, ahorita le aviso a la nutricionista para que le pongan su dieta al señor
-Que linda! eres un amor cielito, bye bye… Ey jovencito, también te van a operar como a mi esposo (quien venía por un problema de próstata)?
- Sí, pero a mi me van a operar de la columna ( le dije)

La señora que se puso más blanca que antes, sólo atinó a persignarse como quien acaba de ver a la muerte frente a sus ojos y muy gentil me dijo: vas a salir bien.

-Ey viejo ven para ponerte la crema a tus pies
-No, más tarde
- Estás con las patas al aire – la señora comenzó a jalarle “la pata” al señor que se creía libre de la señito con sólo ignorarla… qué equivocado estaba- ¡traaae para acá mira que he traido esta crema muy buena… caracho viejo…
-No quiero… mas bien trae algo para comer…
-Ok, un pollito a la brasa?? De paso que como algo que también me muero de hambre… Bueno te cubres porque si te resfrías viejo ahí sí la friegas (luego se dirige hacia mi en voz bajita) este señor se pone como un niñito y es un huraño! todos en su familia son así, muy difícil que te haga conversación, se la pasa todo el día en su oficina y ni habla conmigo (eso último no me sorprendió)

La señora no es mala, sino jodida, puede ser irritante, pero también sabe lo que es ser madre de familia. Entre tanta conversación (lamentablemente justo cuando estaba comiendo) también me contó con lágrimas en los ojos lo sola que se había sentido el día de la madre sin sus hijos. Nadie sabe lo de nadie dije, así que por eso siempre trata de dar una buena impresión, capaz para que no salga sin control la pena que lleva dentro. Cuando se fue a comprar la “dieta” de pollo a la brasa para su esposo, el señor me miró y sólo atinó a decir….

-Vieja conchatumadre