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martes, 19 de mayo de 2015

La dulce cocina


La vida es un gran festín, lleno de suculentos platos para cada tipo de paladar. Obvio, no a todos nos gusta lo mismo, pero solo alguien que sabe aprovechar de la vida degusta cada uno de los platillos sin discriminar, los saborea y siente esas cosquillas de placer debajo de su lengua. Toma esos aromas que lo trasportan a un mágico atardecer en su albergue favorito, en compañía de sus mascotas, de sus protegidos, de sus amigos y todo lo que le hace feliz.

Sin embargo, muchas veces el degustador en su afán de disfrutar se olvida que todos esos potajes no provinieron de la nada, sino que alguien con un afán aún más grande se encargó de preparar y cocinar todos los platillos de la mesa. Una persona que ama la cocina, vierte en cada ración su entusiasmo, su alegría, su destreza y su cariño. Es un gran deleite degustar dicho festín, pero el alma más engrandecida muchas veces es de la persona que se esforzó para que otra pudiera ser feliz. A pesar que la receta sea difícil, que se queme, se corte o se canse, el chef siempre va a buscar la satisfacción y las felicitaciones del comensal. 

De todas maneras, es el cocinero quien también muchas veces prueba sus platos y decide si trabajó bien o mal, si aún hay algo que mejorar o qué cosas se pueden agregar para obtener el sabor deseado. Se perfecciona, pide consejos de las personas que admira, de sus modelos a seguir, intenta y cae, sigue luchando y vuelve a levantarse, emplea una nueva receta, la prueba y vuelve a caer, se deprime, lo supera, alza la mirada, se pone de pie y lo vuelve a intentar. Es una lucha constante en la vida que no siempre es lo que aparenta, porque muchas veces el cocinero piensa que puede estar estancado pero cada intento es una experiencia compartida, un sabor quizás no agradable pero que le ayuda a saber qué no hacer y que sí, se sigue perfeccionando y sin quererlo va alimentando a otros no solo con su comida sino también con su entusiasmo, su fortaleza y su ejemplo a seguir. Ese creo yo es un cocinero ejemplar, el que nunca se rinde y ese es el Lu que yo siempre voy a recordar.

Hasta siempre héroe de Villa Vaquita, el héroe de su familia y mi héroe personal.

La vida siempre fue tu festín.



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Pd1: El blog de Lu se llama Cocinando en la vida
Pd2: Lu ganó en los Blog LGTB Peruanos 2013 a Mejor Post Campaña por el post: "¿Yo, súper Héroe?" donde presenta su albergue para animales abandonados llamado Villa Vaquita.
Pd3: Lu apoyó a la Unión civil, le gustaba cocinar, resaltaba los productos peruanos, quería a sus animales, a sus amigos y a su familia. Falleció hace unos días, me siento triste y esta es una manera que se me ocurrió para despedirme y decirle gracias.