Me tapo la boca y empiezo a llorar en silencio mientras veo pasar las luces de los postes. No quiero que el taxista me escuche pero parece no interesarle en absoluto lo que está sucediendo conmigo en ese momento. Él sigue conduciendo y yo sentado en la parte de atrás trato de calmar esa angustia en el pecho que me genera saber que mi amigo se va a otro país. Es algo tonto pues solo se va por unos meses y yo por mis clases tampoco es que esté yendo seguido al laboratorio, sin embargo, él ha sido una de las personas que no solo me ha enseñado muchas cosas útiles en investigación, sino que ha sido alguien que me ha ayudado cuando ni yo ya creía en mí mismo. En algún momento les he contado que mis prácticas en este laboratorio empezaron de forma catastrófica, iba solo 2 días a la semana por mis horarios de la universidad y todo lo que realizaba terminaba en ensayos fallidos. El chico que por así decirlo me tenía a cargo solo me decía "te volviste a equivocar", "tienes que concentrarte más", "se supone que deberías saber" y muchas otras cosas que aparte de su forma imperativa de dar indicaciones ya me tenían al borde de decirle sus verdades. Fueron como 7 semanas consecutivas sin resultados debido a que los reactivos que llegaron para mí estaban mal rotulados, nunca hubo error en mis cálculos, nunca me equivoqué al operar, pero solo después de hacer muchas pruebas destinadas a descubrir el motivo de las fallas pude resolver el problema. Por otro lado, Javi nunca fue cruel, no solo tiene conocimiento científico, sino también inteligencia emocional, más de una vez me dijo que en el laboratorio muchas cosas se aprendían del error, pero tras mis constante fracasos yo ya pensaba que el problema era yo. Mientras el chico un año menor que yo me decía "¿en qué te equivocaste esta vez?, Javi me decía "No te preocupes, ya va a salir", mientras uno me ordenaba, Javi me ayudaba, mientras uno me increpaba Javi aún creía en mí. Una vez resuelto el problema comencé a tener resultados. Empezó el verano y avancé bastante la parte experimental. Almorzaba siempre con Javi pues al otro chico felizmente lo mandaron a llevar un curso de verano. Le comentaba de mis planes y él a mí de los suyos. Siempre lo vi como un hermano mayor pues muy aparte de ya estar comprometido tiene este gusto de aconsejar y así evitarte futuros problemas, claro, solo si te ve interesado en aprender y trabajar en el laboratorio. Como todos, aveces se enoja, pero si en algún momento te tropiezas con su mal genio luego se disculpa. Es una gran persona.
Son las 11 pm y llego a mi casa. El viaje me ayudó a disipar la pena. Siento cólera conmigo mismo por haber estado toda la tarde con él y no haberle podido decir todo lo escrito líneas arriba. Esta tonta crianza de no poder decir todo lo que uno quiere por vergüenza o temor a qué pensará me hace escribir ahora mis sentimientos hacia Javi. Lo que siento por él es gratitud, admiración y amistad. Espero que le vaya muy bien en su viaje, se lo merece.