Disculpa los malos pensamientos

Entro al restaurante y escojo una de las pequeñas mesas al costado de la pared. Prefiero esa ubicación porque tengo donde apoyar los bastones y así evito derrumbar a cualquier mesera con su bandeja llena de platos, bebidas y empleo incluido. Todo se ve muy ordenado y vaya que ese local me sorprendió no solo por los manteles limpios y el ambiente agradable, sino que allí la comida no es lo único que te puede abrir el apetito...

"Muy buenas tardes, ¿en qué puedo atenderle?"

Me dice un joven medio moreno con el mandil para mesero más apretado que he podido ver en toda mi vida. Mi "Ammmm" para disimular mi estado de shock solo me hacía recordar la ley de los 5 min de Gary que estaba derogando descaradamente. Miré la carta y las albóndigas con el chorizo a la parrilla de la portada no me ayudaban a disimular la apetencia que en ese momento en mi despertaba.

"¿Qué desea pedir?" me dice el muy infeliz jalando el mandil como quien me muestra la silueta del postre del día. "Ammmm" y ya parecía budista tratando de invocar la paz que por mi mente no pasaba. "Un ceviche estaría bien para empezar". El mesero se va y si bien sé que me dará una buena entradita pues espero que el plato de fondo sea el mejor...

Salgo del restaurante y camino hacia la iglesia. En mi edificio han planificado una misa por los empleados que van a pintar la fachada. Claro! para qué pensar en asegurar a los trabajadores si con una misa sobra y basta para protegerlos de caerse del piso 17 no?, bueno ese debe ser el pensamiento de aquellos que hoy quieren vivir con la "conciencia tranquila", si son hipócritas o tacaños, no sé, sólo sé que les gusta ir a misa.

Justo antes de llegar paso por un centro de catequistas donde varios adolescentes de la zona se reúnen. Chicos y chicas que quieren encontrar a Dios en sus vidas y alejar al pecado lo más que puedan, que no  los corrompa y que no manche sus pulcros pensamientos. De repente, sale del centro una joven novicia más que bonita a saludar a unos señores que por su hijo llegaban...

"Muy buenas tardes, soy la hermana Manuela"

... Sí, "Manuela" era la novicia guapa de unos 28 años que sin querer ya había perdido la virginidad en la mente de muchos de sus púberes catequistas cuyas hormonas, propio de la edad, apretaban sus pantalones cada vez que la "hermanita" llevaba sus blusas muy decentes pero que no ocultaban la redondez y generosidad de su busto. Un busto que varios se imaginaban con un sostén rosa, no, uno transparente con listones fucsia que hacía juego con el hilo dental que resaltaba aquel tatuaje en su nalga izquierda, un tatuaje en forma de cruz que decía "Pide y Dios proveerá"...

Sacudo mi cabeza para aclarar mi mente y me doy cuenta que ya había llegado a la iglesia. Entro y hay varias personas. Es verdad, en Jesús María a la iglesia van niños, niñas, jóvenes, adultos y viejitas con viejitos que sorprende, será fe, será costumbre, será miedo, la verdad no lo sé. Decido sentarme por atrás y mientras me pongo al día de la parábola veo al padre. No me voy a dormir pues tiene una voz clara, firme y varonil. Tendrá unos 45 años y es muy atractivo. Siempre da un mensaje muy sincero y útil que creo es la función que debe tener toda misa. Si un día me confieso seguramente él escucharía mis pecados... Padre, he pecado mucho estos días... ¿Por qué hijo mío?... aveces quiero tener sexo con otros hombres.... Eso está mal hijo mío... pero me excita sentir una mano así como la suya padre, mire, toque mi piel, toque mi cuerpo ¿no le gusta? es suave y delicada ¿quiere que le toque?, toco su pierna pero él coge mi mano fuertemente y con una mirada más que seria la va subiendo poco a poco por debajo de su túnica hasta llegar a su... Ey! ¡me quedé dormido! ¿en qué parte van? "...Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa..." sí, creo que es la parte exacta. Que tal sacrilegio, ¡soñar con hacer el amor con un sacerdote!, creo que ya no tengo remedio y me voy directito con los de abajo, saliendo me fijaré si me arde al tocar el agua bendita, mejor me voy, ¡no es mi culpa! solo es mi mente libre y juguetona, pero si te incomodó, si te ofendiste, si te espantaste y sin querer excitaste, entonces disculpas los malos pensamientos.